Monday, July 01, 2013

HISTORIAS DEL BRONX 1

N.Y. 1(Historias del Bronx)
Ed Grant, dolido por el fulminante despido y el mal estilo aplicado por el cabrito del Director del Daily Q Daily, estaba pensativo y cabizbajo en su apartamento neoyorquino del Bronx.
Me tengo que vengar, me tengo que vengar de aquel hijo de mala madre. Lo investigaré a fondo y expondré a la luz del día la vida  y milagros de Cucciolo, John Cucciolo, se llama el odiado Director.
Ed bajó al pequeño bar que había en la esquina de su calle para tomar un wiskey, pues tenía la garganta seca.
Se topó justo antes de entrar en el bar con la Frene, así la llamaban las gentes del barrio. En realidad, en sus buenos tiempos, había sido una puta de postín. A pesar de los años transcurridos todavía estaba de buen ver. Tenía unas buenas tetas y un buen trasero que sabia mover con gracia y salero. Aun era la expectación del barrio.
Que Frene, como te vá?. Ya ves, hay poco negocio y menos clientes. Ahora todos los clientes se van a las saunas esas de las chinas. Un asco!
Vamos, te invito a un wiskey en el bar. ¡Gracias!
Oye Frene, te quiero preguntar una cosa. Tu sabes algo de la vida y milagros del cabrito ese del Cucciolo, ya sabes el Director del Daily Q Daily.
Que si sé? Claro que sé. Ese es un hijo de puta de mucho cuidado. Y tiene una vida oculta……que si yo un día hablara…..
Ed aguzó el oído……cuenta, cuenta, …..
(continuará)

Saturday, May 11, 2013

VENECIA 2013 (CAP. 17)
A la mañana siguiente, tan pronto estuvo dispuesto y apunto, paso por el Bar Gran Vía,  comió un bocata de tortilla,  un café y tomó el Bus 29 que lo llevaba al Hospital Clínico directamente. Ed no sentía una predilección especial por Marino, pero quiso interesarse por su estado de salud. Ya en el Clínico  preguntó en Altas hospitalarias la habitación de Marino Cadiratto. La enfermera de recepción le indicó no podía informarle de ése dato, rogándole esperara unos minutos, pues sería atendido por el Doctor Boronat.
Apareció en pocos minutos el Doctor Boronat.
-        Usted en el señor que pregunta por Marino Cadiratto?.
-        Si, si, Doctor.
-        Es usted familiar?
-        No sólo soy un amigo.
-        Bueno, pues tengo malas noticias para usted. Su amigo está muy grave, pues no sabemos cómo, pero ha sido infectado por el Virus H7N9 de la peste aviar china y por ello lo tenemos aislado en una habitación especial en la que no puede entrar nadie, salvo el personal sanitario que se ocupa de él, con un blindaje especial.
-        Tan jodido está Doctor?
-        Más!. Sólo puedo decirle que le quedan pocos días de vida. No más!.
Ed salió del Hospital, hundido moralmente, pues no esperaba la crítica situación del enfermo, que aunque cabrón, le tenía un ligero afecto.
Se fue al Paseo Marítimo de la Barceloneta, se sentó en una terraza al sol y estuvo meditando sobre todo lo ocurrido en los últimos días en Venecia. De repente le vino a la mente la extraña visita del Dottore Pietro Bonano al Palazzo Pisani. Llegó a la conclusión de que el maledetto Dottore le había inyectado el virus H7N9 siguiendo órdenes de Cucciolo.
Cabrón del Cucciolo!. Según él ahora la mafia tenía otros medios más sofisticados para cargarse a la gente. Sofisticados y letales, se dijo asimismo.
Cadiratto falleció en el Clínico a los pocos días. El sepelio  se celebró en la Iglesia del Pí, en la conocida plaza del Pí, cercana a Las Ramblas. Asistieron al funeral algunos familiares, unos pocos amigos, Ed entre ellos y eso sí, un nutrido grupo de putas del Raval. Estaban, pues no podían faltar, La Mari y La Toñi. La Toñi le soltó a La Mari…….seguro que este ha cogido la infección “esa” por no lavarse, el guarro.
Marinaleda estaba llorando en  la primera fila. Una alma “caritativa” se le acercó y le dijo “sotto voche”…….Niña, no llores, pues este tipo no merece que derrames tus lágrimas….pues de putas y cuernos lo sabía todo!!.
En días posteriores Ed se informó de que los Godó habían vendido su reportaje a una buena parte de la prensa europea e internacional. Frakfurter Algemeine, Die Welt, L´Oservatore Romano, Le Figaro, Le Monde, The Examiner, Il Corriere della Sera, La Stampa, London Daily, The Times, New York Times, Clarín de Buenos Aires y hasta el Kyoto Shimbun de Japón.
A la vista de tamaño “expolio”, pues Ed sólo tenía contrato firmado con el Conde para publicarlo en La Vanguardia , el tío se había forrado vendiendo el reportaje a nivel internacional.
Rápidamente se fue a ver al prestigioso abogado Stone (Roca en inglés). Le explicó con detalle la guarrada de los Godó. Stone, tomó cartas en el asunto y dijo muy pomposamente:
-        A éstos los empapelo y los  proceso en el Tribunal Internacional de La Haya. Se van a enterar!!
FIN
Daily Q Daily Press.
By Capitán Nemo.

Post Scriptum: Todos los lugares de este relato son auténticos. Los personajes son ficticios. La línea entre la ficción y la realidad es tan sutil que a veces es difícil distinguirla.
Abril 2013


VENECIA 2013  (CAP. 16)
Ya en Barcelona, Ed se dirigió a primeras horas de la mañana a la Redacción de La Vanguardia en la Avenida Diagonal.
Allí le recibió, con una cordialidad un tanto falsa, el Adjunto a la Dirección, Marius. Le informó que su reportaje se había publicado en la primera página de la edición del Domingo. Que el reportaje estaba bien, pero que no había tenido el éxito esperado y que no se había llegado a los 300.000 ejemplares vendidos, como se esperaba. Marius dejó a Ed un tanto  compungido por la escasa aceptación de su artículo.
Los Godó no se molestaron ni en recibirlo. Dejaron todo el asunto en manos de Marius el cual informó, con cierto pesar a Ed que pasara por Caja para recibir una modesta indemnización y el saldo y finiquito, pues lo habían “defenestrado” sin ningún miramiento.
Cabrones!! - Pensó Ed, me he jugado el tipo y ahora me echan a la puta calle.
Vista la situación, Ed tomó un taxi en Plaza Francesc Maciá y le espetó al taxista; - A Los Caracoles!. Sabe dónde es?
-        Como no lo voy a saber, Señor, si llevo cuarenta años haciendo el taxi en Barcelona.
-        Ah!, Bueno!
Llegó a Los Caracoles y Francesco, el camarero napolitano, lo recibió afectuosamente.
-        Que tal señor Ed. Cómo le fue por Venecia.
-        Bien, bien, (no quiso entrar en detalles)
-        Que tenemos de comestible hoy.
-        Estamos asando unos pollos al ast , recién traídos de una granja de mucha confianza.
-        Bien, pollo y rioja, mucho rioja que hoy vengo muy cabreado, pues los Godó me han echado del periódico.
-        No me diga, señor Ed. Pues aquí el Domingo todos leímos su artículo sobre Cucciolo y nos gustó muchísimo.
-        Pues ya ves!
-        Por cierto, dentro de quince días me despido del restaurante y me voy a Buenos Aires, pues mi amigo Agnello me ha hecho una oferta que no puedo rechazar. Ocuparme de controlar todas sus pizzerías de  el  Gran Buenos Aires.
-        Me alegro!. Seguro que harás fortuna, pues aquí está todo muy “jodido”, como ya sabes.
-        Ah! Tengo una información para usted, señor Ed!
-        Dime, dime!
-        Me ha informado mi colega Fetuccini que el malvado Cadiratto está ingresado en el Hospital Clínico.
-        No jodas!
-        Sí, sí y parece que bastante grave.
Después de comer fue a visitar las redacciones de algunos periódicos locales para ofrecer sus servicios como cronista. Todos le dijeron que no tenían plazas libres y que las ventas habían bajado sensiblemente. La única publicación que le ofreció un modesto puesto fue “La Farola”, prensa que como es sabido, venden los indigentes en las puertas de comercios y supermercados.
(continuará)




VENECIA 2013 (CAP. 15)
Ed redactó un informe completísimo de la entrevista realizada al tal Cucciolo. Cenó y se acostó pronto. A la mañana siguiente a primera hora, envió por fax urgente  el relato de la entrevista a la Redacción de La Vanguardia.
Estaba satisfecho por la labor realizada y esperaba que a los Godó les gustara el artículo, pues sabía que eran gente difícil de contentar.
Dio un paseo hasta Piazza San Marcos, compró Il Corriere della Sera y se sentó a tomar un capuccino en la terraza del antiguo Café Florian.
Ostias!. En primera página estaba la foto del caballero con maletín que el día anterior había visto en el Palazzo Pisani. El individuo se llamaba Doctore Pietro Bonano y le habían concedido por la Universidad de Venecia, la medalla de oro “La Fenice” a la investigación por sus méritos y labor científica llevada a cabo durante  años. Según informaba el “giornale” el Doctore Bonano era un experto investigador  en Genética animal y humana, además de médico.
Ed quedó un tanto sorprendido por la cantidad de premios, medallas y calificaciones obtenidas en diferentes Países por el Dr. Bonano. No dio más importancia a la noticia y siguió leyendo las nuevas  internacionales mientras tomaba el café. Había decidido permanecer un par de días más en Venecia, pues aunque ya había visitado anteriormente la ciudad en dos  ocasiones, tenía interés en  visitar algunos Museos y zonas que no conocía en demasía. Particularmente tenía gran interés en visitar el museo del genial pintor Mariano Fortuny y Madrazo, nacido en Granada 1871. Don Mariano, como le gustaba que le llamasen, se instaló en Venecia en 1889, vivió el resto de su vida en el Palazzo Pesaro, hasta que falleció en 1956.
Una de sus obras más conocidas universalmente es  ” La Vicaría”, expuesta actualmente en el MNAC de Barcelona.
Entretanto, Cucciolo había ya embarcado en el reflotado costosamente,  Costa Concordia de la Compañía Costa Cruceros, rumbo a Buenos Aires. El buque estaba comandado por el prestigioso Capitán Maldonado. El malvado Squettino había sido indultado por la justicia italiana, pero ni en Nápoles ni en Palermo nadie quería tener ningún tipo de contacto con un “sensa colloni” (nunca mejor dicho), dedicándose para subsistir, al noble arte de la recogida de cartones.
El bueno de Agnello embarcó con un pasaporte falso, con el pomposo nombre de Eleuterio Martínez de los Gazules.
Había ya dado instrucciones a sus “colaboradores” en la Capital bonaerense, adquiriesen una mansión en el elegante barrio de La Recoleta.
Dos días después Ed embarcó en un vuelo de Alitalia rumbo a Barcelona.
(continuará)
VENECIA 2013 (CAP. 14)
La velada en el Palazzio Pisani fue larga. Cadiratto se metió entre pecho y espalda por lo menos diez wiskys del excelente Chivas 25 years que tenía el Conde en su bien surtida bodega.
El Conde, Agnello y Ed tomaron, Campari, pues lo preferían al wisky.
Entretanto, Marino Cadiratto dormitaba la melopea que había pillado de tanto Chivas ingerido. El tío, cuando todo era gratis no tenía control ni medida.
-        Tornatore!
-        Si Señor Conde!
-        Acompaña a este beodo a la habitación pequeña para que se eche una siesta, pues este pájaro está más para allá que para acá.
-        Si Señoría!.
El Conde Pisani, hombre discreto, se retiró a su despacho y dejó a Ed y Cucciolo en el Gran Salón para que hablaran de sus asuntos y de la tan comentada entrevista para el “giornale”.
Agnello Cucciolo explicó a Ed toda su vida y milagros con detalles precisos para que el reportaje resultara de lo más sustancioso posible. A Cucciolo le gustaba presumir de todas sus hazañas y fechorías más espectaculares. De cómo se cargó en cierta ocasión en Palermo a los hermanos Greco competidores suyos en el tráfico de la droga en Sicilia y sus envíos a Estados Unidos.
Ed pensó;…..si con todo esto,  no les gusta a los Godó el reportaje ya se pueden ir a hacer muchas puñetas…… pues esto no lo mejoraría ni Jardiel Poncela.
Entre Campari y Campari, Cucciolo no dejaba de “largar” con lo que Ed iba tomando buenos apuntes de todo ello. En uno de los momentos más álgidos de la entrevista, pasó por el Gran Salón, rumbo a las habitaciones interiores, acompañado por el servicial Tornatore, un caballero con un pequeño maletín. Ed no dio mayor importancia y creyó que debía ser un galeno que visitaba al Conde para remediar alguno de sus muchos achaques.
En un momento de pausa, Ed se atrevió a preguntar a Cucciolo:
-        Señor Agnello, espero no tomará usted represalias contra Marino. Pues ya sabemos cómo las gasta la mafia.
-        No, no tranquilo!. Oggi la mafia no es como antes, violenta y que todo se arreglaba con la “lupara” y a tiro limpio. Hoy somos más civilizados y tenemos métodos más sofisticados. Por ejemplo: el Polonio 12 y otros elementos igual de  eficaces.
-        Ed quedó sorprendido, pero tranquilo.
Después de un par de horas, ya terminado el relato del reportaje apareció Cadiratto un tanto tambaleante, pero mucho más sereno.
-        Marino, le soltó Agnello. Hoy la has pillado buena,  el Chivas gratuito te va en cantidad, eh?
-        Hombre, si me gusta.
-        Bien, he pensado que ahora que Ed ya ha terminado el reportaje puedes regresar a Barcelona. Mira pasas por el Hotel, recoges la maleta y uno de mis “ayudantes” te llevará al aeropuerto Marco Polo en el BMW 750.
-        De acuerdo, me parece bien, pero y mi “pasta”?
-        Ya me parecía a mí que este, como siempre,  pondría la mano.
-        Ed, pásale  mil quinientos euros a este cabroncete y que se largue, pues como me ponga nervioso igual le descerrajo un tiro en la sien.
Esta fue la triunfal salida del squifoso Cadiratto del Palazzo Pisani y de Venecia.
(continuará)



VENECIA 2013 (CAP.13)

A las 13h. en punto Ed y Cadiratto se personaron en el Palazzio Pisani. Les atendió, en la majestuosa puerta de caoba, un criado con librea.
-        Soy Ed y vengo con el Signore Cadiratto.
-        Pasen, el Conde Pisani les está esperando.
-        Ostias!, criado con librea, Conde Pisani, ya me explicaras de que va toda esta historia.
-        Tú calla y ya te enterarás!
-        Hombre sig. Ed y sig. Cadiratto!. Ya estaba pendiente de su llegada. Pasen al Gran Salón
Cadiratto alucinaba a la vista de aquel espectacular salón lleno de antigüedades, pinturas y muebles antiguos, cortinajes venecianos de seda y una espectacular vista al Gran Canal.
-        Tomen asiento, per favore, les dijo el Conde Pisani. (indicándoles unas confortables butacas). Desean tomar algo?
-        Cadiratto, siempre tan prematuro, dijo; yo un wisky!
-        Ed, más prudente, dijo; no se moleste Señoría. Sólo  un vaso de agua.
-        Tornatore!!. Un wisky y un vaso de agua para los señores.
-        Tomó la palabra el Conde Pisani: Bien, les he hecho venir porque quiero presentarles a un buen amigo mío que está muy interesado en que el signore Ed le haga una gran entrevista para La Vanguardia de Barcelona.
A Cadiratto le cambió la cara, derramó el wisky sobre sus ya manchados y arrugados  pantalones y quedó como en un suspenso mental.
Apareció por uno de los arcos de la habitación contigua Agnello Cucciolo, vestido elegantemente con un Armani gris obscuro y corbata de Prada a juego.
-        Hombre, quien tenemos aquí?. El Grande amico Cadiratto!
Marino Cadiratto no sabía qué hacer, si levantarse, quedarse sentado, echar a correr. Decidió quedarse quieto y observar la reacción de Agnello.
Cucciolo, hombre de mundo y acostumbrado a pasar por grandes y diversos  trances, sabía disimular y mostrarse afectuoso, para infundir confianza, ante el propio Diablo si hacía falta.
-        Caray, Marino cuantos años sin verte. Como te va la vida?. ¿A que te dedicas actualmente? (A joder a los demás pensó)
Marino Cadiratto estaba sumido en un profundo silencio y con los ojos desorbitados, pues no sabía a qué atenerse.
-        Señor Ed, conozco a Marino desde que íbamos a la escuela en Racalmuto, ya que en su pueblo no tenían escuela y los chicos de Porto Empedocle venían a Racalmuto. Hemos sido colegas y colaboradores en negocios varios desde hace muchos años. Verdá Cadiratto?
-        Verdá!, signore Agnello.
-        Bien, bien. Nos encontramos ahora en la mansión del Conde Pisani que ha tenido la gentileza de acomodarme por unos días, pues en breve pienso partir para Sudamérica…..y no me digas Signore, pues ya sabes Marino que somos colegas. A mis brazos Cadiratto ¡!. (se levantó lo abrazó y lo besó en la mejilla; seguramente beso y abrazo del mafioso que tiene algo en la “testa”.
Cadiratto no sabía qué hacer, reir, llorar,  o escapar corriendo. Finalmente decidió ir al servicio, pues hacía ya rato que se estaba orinando y un hilillo diarreico le iba pierna abajo.
-        Tornatore, acompañe al señor al servicio ordenó el Conde.
(continuará)



VENECIA 2013 (CAP.12)
Hotel Cavalleto 10 de la mañana.
-        Conserjería?
-        Si signore!
-        Deseo poner una conferencia con Barcelona.
-        Marque el prefijo internacional y seguidamente el número. Nesun problemi!
-        Grazzie mille!
-        Cabrón del Cadiratto, no coge el teléfono. Seguro todavía estará durmiendo después de la borrachera de absenta de la noche anterior.
-        Diga? (con un hilillo de voz).
-        Tú mariconazo!. Me haces andar por toda Venecia y las islas adyacentes cuando tú ya sabias que Cucciolo estaba en Dorsoduro.
-        Hombre yo……
-        Hombre tú……desgraciado!!
-        Bueno, dejemos eso ahora. Tienes que venir a Venecia con urgencia.
-        Y quien paga los gastos y el estipendio?
-        El periódico, como siempre, los Godó.
-        Ah! Siendo así!
-        Vete al Prat, en el mostrador de Vueling hay un billete a tu nombre. No te demores, pues la cosa es urgente. Te espero en el Hotel Cavalleto, a primera hora de la tarde. Sabes dónde está?
-        Si, si, creo que sí y si no ya lo buscaré.
-        OK!. Te espero. No me falles o te arruinaré tu puta vida, cabrón!
Ed, colgó, con alguna duda, pues conocía a Cadiratto y sabía que podía fallarle. Pero pensó que en esta ocasión tendría suerte.
A las cinco en punto de la tarde entró por la puerta del Hotel Cavalleto el pestilente Cadiratto. Ed respiró tranquilo! Por una vez el squifoso había cumplido.
-        Pronto!
-        Don Agnello, soy Ed, tengo ya en Venecia al Cadiratto.
-        Bene, bene, molto bene!
-        Domani a las doce, doppo del pranzo, me lo porta diretto al Palazzo Pisani. D´acordo?
-        D´acordo Don Agnello.
Cadiratto lo primero que hizo fue preguntar a Ed donde estaba el barrio de las putas en Venecia.
-        No tengo ni idea, pero seguro que si le preguntas al Conserje te orientará.
-        Ahora me voy a cenar en la Pizzeria de la esquina y luego me voy a acostar, pues estoy leyendo una novela del Comisario Brunetti que está muy interesante.
-        No vengas tarde de tus correrías puteriles, pues mañana tenemos una entrevista con un personaje muy importante de esta ciudad. De acuerdo squifoso?
-        De acuerdo, pero porqué me llamas squifoso?. ¡Porque lo eres Cadiratto!
(continuará)




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VENECIA 2013 (CAP. 11)
Sábado, ocho de la mañana.  Ed estaba ya tomando el habitual café negro matinal y el correspondiente Amaretto en la cafetería del Cavalletto.
Rápidamente se dirigió a grandes zancadas, pues no quería tomar el Vaporetto, hacia al puente de La Academia para atravesar el Canal Grande.
Ya en el barrio de Dorsoduro, tomó la “strada” que lo llevaría directamente a la  Chiesa degli Ognissanti (Iglesia de todos Los Santos).
Siguiendo las fiables informaciones de Don Mario, sabía que Agnello Cucciolo, desde que estaba en Venecia, asistía todos los  sábados a la misa que se oficiaba a las diez en Ognissanti.
Penetró en la antigua, pero majestuosa Iglesia, tomó agua bendita de la pila y buscó acomodo en un rincón oscuro y discreto. Allí espero pacientemente viendo como todas las ancianas feligresas se confesaban y tomaban la Comunión en fila.
A las diez en punto empezó la misa con un ritual espectacular. A los pocos minutos entró Cucciolo y sus dos esbirros y se ubicaron en las primeras filas de la izquierda. El cura oficiante cuando se percató de la presencia de Cucciolo, le hizo un discreto además de saludo. (sabía el curita que Cucciolo a la hora de pasar el cepillo era de lo más espléndido).
Terminada la ceremonia, Ed estuvo  pendiente de los movimientos de Cucciolo con el único objetivo de acercarse a él y entablar la conversación que con tanto ahínco deseaba. Cuál fue su sorpresa cuando, por la espalda, se le acercó uno de los guardaespaldas, (el más fornido y con mala tez), y le dijo:
-        Signore, el mío capo, il Signore Cucciolo desídera parlare con lei.
Ostias, pensó Ed, estos ya me estaban controlando y se me han anticipado.
Por lo visto, Cucciolo, ya estaba al  corriente de la estancia de Ed en Venecia con el encargo de hacerle una entrevista para el giornale La Vanguardia. A Cucciolo no le disgustaba la idea de los Godó, a los cuales conocía desde hacía muchos años, con los que había  tenido algún tipo de negocio.
Salieron por la puerta trasera de la Iglesia, donde el chófer tenía aparcado el BMW 750. Subieron los guardaespaldas y en la parte trasera Cucciolo y Ed. Se dirigieron rápidamente al Palazzo Pisani situado en el Gran Canal, propiedad del Conde Pisani e íntimo amigo de Agnello.
Sentados cómodamente en el Gran Salón, Cucciolo le informó ampliamente de todo lo que sabía.
-        Signore Ed, sé que hace días está usted en Venecia con el objetivo de hacerme una entrevista. Lo hemos estado siguiendo, pero usted andaba desorientado. Su primer informante no era fiable.
-        Coño, (pensó Ed) estos ya conocen al Cadiratto.
-        Estoy dispuesto a concederle la entrevista para que Godó la publique en La Vanguardia, pero antes le ruego me haga un favor.
-        Si, Don Agnello, faltaría más!!. Estoy a su entera disposición.
-        Grazzie Ed!!. Puedo llamarlo Ed?
-        Si, si, por favor.
-        Bien, lei sé que conoce bien al maledetto y squifoso Cadiratto.
-        Si, si, claro! (lo que yo pensaba, lo conocen!)
-        Cadiratto, anni fá, me hizo unas cuantas jugadas, sucias, muy sucias, y por su culpa tuve que salir escapado de Barcelona. Es un chivato que estaba conectado, cuando le convenía, con los Mossos. Quiero “cobrar” aquella factura a la mayor brevedad posible, antes de partir para Sudamérica.
-        ¿Qué puedo hacer yo? (respondió Ed).
-        Usted debe llamarlo a Barcelona y citarlo aquí en Venecia, lo antes posible. Prométale un buen soldi en comisiones, por su laboro y con toda seguridad vendrá súbito, pues ama el dinero más que asimismo.
-        D´acordo Don Agnello!!. Oggi mismo me pongo en contacto con el squifoso.
-        OK!. No se arrepentirá de este servizzio.
(continuará)


VENECIA 2013 (CAP. 10)

Hotel Cavalleto, ocho de la mañana. Suena el teléfono de la habitación de Ed.
-        Pronto!!
-        Que pronto ni que leches!. Soy Marius, Redactor Jefe de La Vanguardia. Tienes a los Godó muy cabreados, mucho! Como tienes lo de la entrevista con el Cucciolo ese de las narices?
-        Hombre, pues en ello estoy.
-        Si, si estás en ello, pero aquí en la redacción no llega nada y hay muy mal estar en la Dirección. Cualquier día te cortan el suministro…..ya me entiendes.
-        Ostias, no jodáis, pues para resistir aquí se necesita mucha pasta.
-        Mira chico, yo ya te he avisado, siguiendo instrucciones. Si en un par o tres de días no llega la tan esperada entrevista, éstos cerraran definitivamente el grifo, que tu no los conoces bien.
-        Vale, vale, haré lo que pueda!. Pero Marius, por favor, que no me corten el grifo….tú ya me entiendes.
-        Bien, bien, esperamos tus nuevas!!
Acto seguido, Ed se duchó, se acicaló, bajo a la cafetería del hotel, tomó un capuccino y un Amaretto. Salió raudo, tomó el Vaporetto número 30 que lo llevaba hasta el puente de Rialto. Allí se apeó (desembarcó). Caminó hasta el centro de Dorsoduro y a las diez  en punto estaba frente al número 8 de la calle Lunga  S. Barnaba, en la que Don Mario, le había informado vivía la “ragazza” de Cucciolo.
En la acera de enfrente había un café, “La Mandolina”, con su terraza al aire libre, desde donde podía divisar con discreción el portal número ocho. Se sentó, pidió otro capuccino y de nuevo un Amaretto. Se caló sus gafas oscuras Rayban y esperó con gran paciencia, pues ya tenía experiencia en largas y aburridas esperas de vigilancia.
Sobre las once apareció un Alfa 156, negro. Bajaron dos sicarios. Uno se plantó frente a la puerta del edificio, con objeto de  controlar todo lo que sucedía alrededor y el otro abrió la puerta trasera del Alfa haciendo una reverencia. Se apeó un caballero no muy alto con sombrero negro calado hasta los ojos y abrigo de cachemir gris. Desapareció en el portal. Sin lugar a dudas era Cucciolo
Los dos guarda espaldas, pues ese era su cometido, se quedaron tiesos ante el portal en una espera que podía ser, lunga, molto lunga, como la calle. Según el tiempo que Cucciolo estuviera gozando de los placeres de su amante.
Mientras tanto Ed, sentado en la terraza, disimulaba leyendo el Corriere de la Sera.
Uno de los sicarios atravesó la calle, penetró en La Mandolina pidió dos cafés en vaso y salió de nuevo. Ambos individuos tomaron el café mientras controlaban el entorno. Ed advirtió que el individuo que había recogido los cafés lo había mirado con el rabillo del ojo con cierta insistencia.
A las doce treinta salió Cucciolo, se montó en el Alfa y con rapidez desaparecieron calle Lunga S. Barnaba en dirección Centro.
Se había confirmado la primera de las informaciones de Don Mario.
(Continuará)